Escuchar audio-texto “Dileke”:

A veces se abrirán ventanas de tiempo: recordarán los días en que los humanos gobernamos la desdichada tierra.

 
 
Ver piezas más abajo… 

"La escritura de obras de ficción es un arte del tiempo: a través de ella los acontecimientos se suceden, se ponen en marcha cambios; en otras palabras, la ficción cuenta historias. Y, a través de esas historias, nos conocemos a nosotros mismos y a los demás. Un país sin historias sería un país sin espejo: no proyectaría ningún reflejo, y ello llevaría, en el mejor de los casos, a una existencia fantasmal, sombría."

-Margaret Atwood

  

Alguna vez se profetizó la segura victoria de las imágenes sobre las palabras y pareciera que ciertas dinámicas de la vida contemporánea (Instagram baila bien ahí) aportan el testimonio para que tal maldición sea una confirmación, un veredicto final. Lo que no advirtieron tales profetas fue que las estrategias para producir visualidades en el arte contemporáneo se articulan sin considerar de modo alguno los límites rígidos que por siglos se han levantado entre las disciplinas artísticas, ni las murallas alzadas entre los medios y los géneros literarios. 

Producir cultura en la actualidad es apelar a experiencias sensoriales y afectivas que resultan solo del ofrecimiento de estímulos de diversa índole: herramientas y soluciones integrales que son orgánicas en la producción de sentido de nuestros días.

Es lo que sucede en Artefacto Dileke. Nazario ha encontrado maneras de materializar sus intenciones de creador deshaciéndose de fórmulas y concepciones formales preexistentes. Asistimos, sin temor a equivocarnos, a la invitación expresa de activar los sentidos para habitar el relato. 



 

Podemos, entonces, entender esta muestra como la detonación en un espacio-tiempo de un aparato diseñado para gestionar reflexiones y afectos alternativos en torno a ideas políticas complejas, realidades sociales que se pretenden ignorar desde el pensamiento hegemónico y relaciones de poder que reclaman un quiebre. Es ahí donde la búsqueda del artista lo lleva a regiones de la imaginación donde genera vínculos entre referencias históricas locales - elementos de una memoria insular- y la fantasía de un futuro distópico, cuasi profético, que también tiene raíces en los imaginarios apocalípticos de la cosmovisión occidental y sus matices caribeños. 

Es un espejo, tal como sugiere el epígrafe de la escritora Margaret Atwood que introduce estos párrafos. Artefacto Dileke nos ofrece la posibilidad de observarnos y acceder a entendimientos renovados de nuestra existencia y los futuros que podríamos crear y enfrentar juntos.

Pensando en qué hacer con la historia política y cultural nuestra (este pueblo que ha decidido denominarse dominicano) Carlos Esteban Deive razona que "lo que cada uno de nosotros puede adquirir por sí solo para proyectar su existencia es relativamente muy poco comparado con el enorme, inmedible aparato cultural acumulado por las viejas generaciones, caudal este que nos ha sido legado como preciosa herencia". Una premisa que nos empuja a asentir con un movimiento vertical de la cabeza, pero que resulta insuficiente. Las ideas que pone a circular esta exposición claramente vislumbran oportunidades más amplias: re-imaginarnos es una maniobra que puede, incluso, tomar insumos de lo no experimentado, de ficciones insertas en un futuro imposible de confirmar. 

Esto no es, ni remotamente, poco. La imaginación puede abrir campos de pensamientos equiparables a nuestra idea de las edades eternas.

 

El conjunto visual y sonoro que hacen las obras dispuestas en este espacio expositivo es apenas un guiño para empezar a tener conversaciones reflexivas en torno a cuestiones identitarias, formas de organización social y dinámicas domésticas que impactan profundamente lo personal-subjetivo y la colectividad. Las actuales condiciones que habita la humanidad - una crisis sanitaria global y el régimen biopolítico establecido en consecuencia- son propicias para divagar y abandonarnos en estas elucubraciones. Es ahí cuando, y desde dónde, Nazario ejercita su imaginación para crear esta propuesta estética.

Este cuento no es un cuento. Es una torre-antena erigida bajo la influencia del "último sol" y el deseo de recibir "una frecuencia en donde nos veamos allá", como dice el narrador del relato, donde ya habitan "quienes no temen porque vieron lo que hay del otro lado". ¿Podríamos sintonizar?

Luis Graham Castillo

Santo Domingo, 2021

 
 
 
 
 

Soraya es el lugar donde están los ausentes: el coaibai. La tierra de los muertos que hablan dialectos impensables.

 
 

No quedará ni rastro de nosotros.

 

Lo que se dice: hubo un tiempo de guerra.

 
 
 
Muestra presentada del 10 de diciembre al 10 de enero de 2022 en el Centro Cultural Mirador. Curada por Luis Graham Castillo.
 

 

Nazario (1985), artista interdisciplinario. Escritor y entusiasta del pensamiento estratégico y la comunicación. 

Ha sido asesor de estrategia, comunicación y analista de temas públicos y políticos. Profesor universitario.

Obtuvo el segundo lugar en el Premio Internacional de Cuento Casa de Teatro 2010, así como menciones y publicaciones en distintos certámenes y revistas latinoamericanas. Su ensayo sobre el caso dominicano se incluye en el libro “Comunicación gubernamental en acción: narrativas presidenciales y mitos de gobierno” (Premio Victory Awards 2017, Washington, DC.).

Interroga la esencia y los límites del poder (simbólico o estructural) y su relación con la percepción y las subjetividades, anclado en su experiencia en el mundo político.

Su colección de dibujo automático “Ciudad a tientas” fue presentada en 2017 como parte de la muestra “Encuentros cortos vol.2” con artistas visuales en Santo Domingo.

En diciembre de 2021 presentó Artefacto Dileke, muestra de artes visuales que explora las relaciones de poder y sus imaginarios con piezas concebidas a partir de la escritura de ficción.